Mi nombre es Pilar, tengo 31 años. Soy mamá de mellizos de dos años: Gaspar y Simón
y mujer de Gabino. Soy Lic. en psicopedagogía. Trabajo en un departamento de
orientación de nivel secundario y en la Universidad como ayudante de catedra e
investigadora.
Cuando cumplí 30, sentí la necesidad de celebrar. Algo que no suelo hacer porque soy
de las acuarianas que cumplen años en verano, cuando todos están de vacaciones. Sin
embargo me parecía que el cambio de década lo ameritaba.
Cuando estaba en mi fiesta soñada, pasándola genial alguien me pregunto: ¿cómo te
sentís a tus 30 años? Recuerdo que dije: “siento que la vida recién comienza.” Es una
frase que trato de recordar siempre, que en ese momento no sabía que me iba a dar
fortaleza para afrontar el tsunami que se vendría después.
En marzo con el comienzo de la pandemia, al entrar en cuarentena y con la locura de
re acomodar mi rutina al home office, a trabajar en casa con los bebes, un día me
palpo un bulto bastante grande en mi pecho derecho. En ese momento al sentirlo, me
asusté mucho. Pero trate de tranquilizarme pensando que podría ser algo cíclico,
hormonal.. y dejé pasar unos días. Pero el bulto seguí ahí. Y cada vez era menos
inofensivo, me comenzó a doler mucho !! Cada vez me costaba hacer más cosas
simples de la rutina como ponerme una campera y abrocharla porque ya me
molestaba.
Al poco tiempo y con todas las dificultades de la pandemia, logro un encuentro con mi
médico ginecólogo de cabecera, y luego de algunos estudios (mamografía- ecografía
mamaria), donde las imágenes no eran muy determinantes, decide enviarme a realizar
una biopsia. Si bien los estudios habían arrojado un birad-3, a mi médico le llamaba
mucho la atención lo rápido del crecimiento.
Me realicé una biopsia, y a los diez días mi médico me llamó para una cita en la cual
me diría los resultados de la misma. Debido a la pandemia, los estudios y consultas
tenía que hacerlos sola, sin acompañante. Pero ese día, el 8 de junio del 2020, su
secretaria me llamo por teléfono unos minutos antes del turno y me dijo que me
autorizaban para ir acompañada. Gabino ya me estaba esperando en el auto y cuando
me subí y le dije eso, supimos que algo no estaba bien.
Fue entonces que mi Dr. me comunica la noticia: cáncer invasivo de rápido
crecimiento. Y en unos días además se sumaría la información de que el tumor es triple
negativo. En ese momento mi Dr. Clemente Briva me dijo: vas a estar bien. Cáncer no
es sinónimo de muerte, cada uno escribe su historia. Entonces intente tomar ese
mensaje y fijarlo en mi mente: voy a estar bien, me dije a mi misma.
Inmediatamente comencé con quimioterapia. No tuve mucho tiempo de digerirlo, ya
que me dieron la noticia un lunes, el martes vi a la oncóloga y el viernes tuve la primer
quimio por lo invasivo que parecía el tumor. Recuerdo que ese día mis amigas me
enviaron un desayuno. Estaba contenta de comenzar, de saber al fin qué tenía y el
camino a seguir para curarme.
Sin embargo no fue nada fácil. Las primeras quimios “rojas” fueron fatales. Recuerdo
hasta haber terminado deshidratada con suero. Escuchando de fondo a mis bebes
jugar y queriendo estar con ellos, pero sabiendo que era necesario para estar bien.
Desde el inicio intente encarar del mejor modo la enfermedad. Como comencé con
licencia en mis trabajos por el tratamiento, cuando me sentía bien luego de las quimios
comencé a hacer cosas que me gustan como: leer , estudiar (ya me estoy por recibir de
asesora de lactancia) hacer cursos, estudiar idiomas, mirar series en familia, arreglar
el jardín, hacer Pilates y todos los días una hora de oración.
También me concentre en mi dieta, y junto a mi nutricionista creamos la dieta “ideal”
para mí. Cuide mucho mi nutrición no solo en los alimentos sino también en nutrirme
de vínculos positivos, llenarme de amor y afecto: meditar, nutrir mi fe y espíritu.
También me sirvió mucho unirme a grupos y fundaciones que me ayuden a entender y
estar informada sobre el cáncer. Así llegue a la Fundación Proyecto Mujer y a la Dra
Carola Allemand. Yo tenía decidido que quería operarme luego del tratamiento en Bs
As, pero la situación de la pandemia no me permitía viajar, y ella pudo seguirme a
través de teleconsulta hasta que fue posible viajar.
Todos los sábados me conectaba a los vivos de Instagram de la Fundación, que me
servían muchísimo y me permitían sacarme dudas e inquietudes. También participe de
las múltiples propuestas artísticas (como la creación del collage) y de actividad física.
Mi camino no fue fácil. Creo que siempre hay obstáculos y en mi caso, aunque no me
gusta la palabra, pero debo decir que fue una “lucha” con la enfermedad. Porque cada
vez q